martes, 20 de octubre de 2009

8) Visión de indescriptibles Luces.

Junio de 1989, Madrid. Visión de indescriptibles Luces.
-Parte 1:
En cierto día de aquel Junio hice la más importante decisión de mi vida: decidí aceptar en mi corazón al Creador del Universo (poniendo así toda mi Fe en nuestro Salvador Cristo-Jesús).
Ocurrió esta decisión porque yo fui a una Iglesia (“Amistad Cristiana”) y allí un hombre alemán, llamado Jurgen Peretzi, quien era muy delgado y llevaba cabellos muy largos oró por mi: Me podía imaginar que Cristo se pareciera físicamente a él.
Jurgen era la primera persona en mi vida, que yo sepa, que oró por mi y delante de mi para ayudarme a que yo aceptara a Cristo. Yo me negué al principio pues pensaba que me iba a convertir como en un autómata o una persona sin libertad. Pero se me aclaró que era lo contrario. De manera que acepté que se orara por mí. Yo tenía por entonces 27 años.
Después de la oración no sentí nada especial pero…
Como una semana después yo compré mi primer coche, y era nuevo, y estaba muy contento con él. Pero como a los 2 días de comprarlo pasé con el coche sobre un lugar donde faltaba un poco de asfalto, frenando previamente, sentí como un golpe en el interior de los mecanismos del coche y como media hora después el coche se averió y se paró y ya no arrancaba. En ese instante pensé y sentí algo nuevo en mi: que lo malo de esta avería iba a traer algo bueno. Me sorprendí de este pensamiento y sentimiento positivo justo después de ver que ocurría algo malo. No sé cómo me vino este pensamiento constructivo, aunque pienso que ayudó la oración y decisión de días atrás.
El coche como una hora después se lo llevó la grúa al taller y se me informó que se había roto la transmisión del coche y este debería de estar varias semanas en el taller para repararse. La marca del coche era: Citroen AX, que fue el coche número uno de España en uno de esos años, muy económico y bueno.
Esa misma noche en que se rompió el coche me fui a mi mesa para investigar con dibujos y fórmulas matemáticas y físicas, a mi manera de entender, cómo pudo ser que un coche nuevo se rompiera de tal manera ante un pequeño bache.
Después de varias horas llegué a la conclusión, (independientemente de que me pudiera haber equivocado), y sin entrar en detalles de aspectos técnicos, que: “ni yo ni nadie tenía la culpa de la rotura del coche”. Que fue un caso fortuito. Que el diseño del coche era correcto. Y que para que se hubiera evitado la rotura del coche este debería haber sido construido con tal nivel de mayor resistencia que hubiera hecho que el costo de la compra del coche fuera mucho más caro e inviable su existencia. Es decir era preferible que existiera ese tipo de coche con la posibilidad de romperse o fallar en ocasiones a que no existiera por evitar que pudiera fallar. Es decir, llegué a la conclusión de que no se puede acusar al ser humano, pero sin embargo existe el mal.
Quedé satisfecho con la conclusión y al momento me fui a la cama para dormir. Entonces ocurrió algo totalmente nuevo y que nunca he podido olvidar: Y pienso que es difícil o imposible de describir:
-Parte 2:
Yo estaba aún despierto y al límite de comenzar a entrar en el sueño.
No puedo asegurar si lo que vi y experimenté fue realidad o una visión real o imaginada o un sueño intensísimo u otra cosa que ignoro, pero lo que sé es que era lo más intenso que he vivido y experimentado en mi vida.
Puedo decir que “entendí” con una claridad como nunca antes.
En esos momentos yo me sentí fabulosamente bien como nunca antes y “vi” claramente como si estuviera en un lugar rodeado de muchas Bellísimas luces y maravillosamente blancas que estaban en todo alrededor mío. Era todo de infinita Grandeza y hermosura. Pero a la vez yo sentía el colchón de la cama donde yo estaba acostado. Es decir, estaba consciente de donde estaba. Cada Luz tenía forma como de esfera y desprendía o irradiaba un Amor inimaginable, Pleno, Preciosísimo, Completo, como sin falta de Nada.
Para quizá explicarme mejor, lo que sería más parecido en nuestro Universo sería como si yo estuviera volando entre las estrellas en una noche limpísima. Todas las luces blancas que vi era como si en sí fuera una misma y única Luz con la capacidad infinita de multiplicarse siendo siempre una. Era el mismo infinito Amor en cada Luz.
La sensación que tenía era Total de Gozo, Felicidad, Admiración sin límites, mi corazón hinchado más allá de su capacidad. Yo tenía un entusiasmo como nunca. Un entusiasmo diría mucho más allá de la capacidad humana. Era como si yo hubiera tenido que despegarme de mi propio cuerpo para poder sentir o percibir de tal elevadísima manera. Pero a la vez yo sentía que yo tenía mi cuerpo que pesaba sobre mi colchón.
En silencio si se puede decir yo gritaba contentísimo con todas mis fuerzas con una alegría como infinita ¡¡¡qué sencillo!!! Eso repetía insistentemente: ¡¡¡Qué sencillo!!! Era como si yo entendiera, y no sé cómo, de forma categórica y absoluta el por qué de todos los problemas del mundo: hambres, guerras, injusticias, muertes, dolores, sufrimientos…etc etc. Entendía clarísimamente que todos los males sin excepción sirven para crear algo bueno. Incluso que lo peor sirve para lo mejor. (Lo peor sería matar a Dios, o sea la muerte de Cristo, y lo mejor: Salvar a la humanidad de la eterna horrible fatalidad del infierno).
Pienso que no sé calcular el tiempo que pasaba en esos momentos de esta experiencia pero para mi era como si en ese estado estuviere como 2 minutos. Era lo más hermoso, bello, precioso, sabio, magnífico… y mejor aún de lo que pudiera imaginar.
Al momento, dentro de esta experiencia, escuché una tranquila y hermosa Voz que me preguntaba ¿Qué crees que es esto? Yo no sabía qué responder. Entonces, frente a mi vi como un color púrpura, o tal vez mejor dicho un color como entre rojo intenso y azul. Era el único color que yo vi además de esas hermosísimas luces blancas.
Quedé como unos segundos pensando qué era todo aquello que yo veía o experimentaba. La forma de ese color púrpura o similar podría decir que se me hacía como la forma del contorno o borde de una capa o un manto. Yo seguía sin entender. Sólo me vino a la mente que algo parecido a ese manto había visto en el manto que cubre a una figura que simboliza a Cristo en la Iglesia del Cristo de Medinaceli en Madrid. Y ese manto representa a un Rey. Entonces pensé que lo que veía debía ser algo de Dios.
Entonces respondí a la pregunta de esa tranquila Voz con otra pregunta, y dije: ¿Cristo?
-Parte 3:
En ese mismo momento cuando pronuncié la palabra Cristo con duda todo cambió y comenzó por así decir una tremenda y fortísima batalla que duraría varios minutos. Tal vez la batalla creo más grande que he experimentado. Observé que apareció una profundísima oscuridad, separada de todo lo que era Luz, que gritaba desesperada.
Me pareció que al surgir esta horrible oscuridad, esa forma púrpura separaba toda la Luz de la oscuridad. También me pareció como que todas las luces se juntaron como en una sola Luz en esos momentos.
Todo lo oscuro estaba absolutamente concentrado con una fuerte fuerza como en una muy nítida esfera negrísima, diría que de un negro casi brillante, tal vez del reflejo de la Luz. Esa esfera estaba situada como en mi interior de mi cuerpo como situado dentro de mi estómago. Su tamaño sería de pocos centímetros como si fuera del tamaño de una pelota de tenis, pero sorprendentemente el peso de esta oscura y horrible esfera diría que era como el peso del Planeta Tierra y demás planetas del Universo. Es decir un peso casi incalculable.
Esta esfera negra era horrible, desprendía gritos angustiadísimos con toda la fuerza que una persona enfadadísima pudiera gritar. Esta voz angustiadísima me gritaba y me obligaba a que por nada creyera que esa increíble Belleza que yo veía, esas hermosas luces blancas era Cristo, que si lo creía esa misma noche yo iba a morir y al día siguiente mi familia iría a mi funeral.
Me gritaba desesperadamente y insistentemente que no creyera que Cristo era la Luz y conocimiento de que el Mal es para Bien. Es decir no quería esa Oscuridad que yo creyera que lo malo sirve para formarse lo bueno. Me gritaba como si su existencia dependiera en que yo no creyera en Cristo.
Yo entendía que ese grito de horror estaba mintiendo, que no había paz en ese grito. De modo que no le creí y entonces yo grité como en silencio “Creo en Cristo” y repetía “Creo en Cristo” grité mientras que el grito angustiado de la oscuridad me chillaba que no lo creyera. Yo tenía que poner toda mi pasión y mi fuerza para gritar que “Creo en Cristo” y tenía que hacerlo con más pasión y fuerza que el grito de la pequeña pesada esfera oscura.
Esta batalla duró varios minutos hasta que mis gritos buscando la verdad de Cristo llegaron a silenciar o callar los otros gritos angustiados. Y se hizo un silencio. Un Hermosísimo silencio. Y entonces pude decir con enorme Paz y Gozo “Gracias Dios” “Gracias Dios”…tantas veces, creo que por varios minutos. Entonces sentí un profundo sueño y un instante antes de sentir que quedaba dormido dije “gracias Jurgen” (Aquel quien oró por primera vez por mi para yo aceptar a Cristo). Y quedé profundamente dormido entonces.
-Parte 4, y última:
Por la mañana al despertar…me sentí maravillosamente bien y fui rápidamente y busqué una Biblia. Tuve la necesidad de leerla. Creo que era la primera vez que la leía en mi vida y al menos por mi propia voluntad.
Al momento apareció mi madre me vio y notó algo diferente y me preguntó que qué me pasaba. Como yo no sabía en ese instante explicar le contesté con una metáfora, y le dije:”Entró anoche una estrella en mi habitación”. Me dijo “no lo cuentes que te tomarían por loco”. Pero es que no entró una estrella, fue algo de Dios y en eso si está de acuerdo mi madre y que no es locura aunque lo pudiera parecer.
Otra cosa sorprendente: Esa mañana me sentí que yo pesaba mucho menos. De hecho comprobé que con mi bicicleta subía cuestas muy fácilmente que un día antes ni podía subir. Podría ser por la alegría de la Experiencia de las Luces (o La Luz)… o tal vez: ¿pudo ser que yo hubiera perdiera varios kilos durante sólo los minutos de la experiencia que tuve con las Luces? Nunca antes oí algo similar pero;
Pocos días después me pesé…y no podía creer lo que indicaba la báscula: Pesaba 13kg menos que el día antes de la visión que tuve. Pues yo antes de la visión durante años me pesaba todos los días y aunque intentaba adelgazar siempre pesaba 75 kg. Pero después de la visión la siguiente vez que me pesé pesaba sólo 62kg.
De algún modo tiene relación con la visión en que aquella oscurísima esfera tan enormemente pesada desapareció después de yo clamar a Cristo con todas mis fuerzas.
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Conclusión: Tiene que ser verdad que Cristo existe y es Dios y que ha resucitado para rescatarnos. Para quitarnos el “peso” del pecado. Y como dicen las Escrituras Sagradas: todo sirve para bien de aquellos que aman al Señor.

2 comentarios:

  1. En esa experiencia pienso que de algún modo nací de nuevo, y pesando 62 kg, y curiosamente nací en el año 62 (del siglo XX).

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  2. Muchas gracias Carlos, me encanto, yo creo que tu viste a Jesucristo, al aceptar el mal o el quebrantamiento en nuestras vidas, aceptamos que Dios es unico y soberano sobre nuestras vidas, yo creo que esas luces eran reflejo de la gloria de Dios, recuerdo que un día nos tomamos unas fotos en Noblejas y ahi aparecieron luces, deducimos que eran angeles :D, un abrazo amigo.

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