20 de abril del 2014, Toledo.
Faltaban unas 5 horas para comenzar el domingo de
Resurrección. Yo estaba en Madrid y quería ver algo de interés en relación a la
Resurrección.
Busqué en internet y leí que la semana santa de Toledo era
la mejor (o de las mejores) de España, y que en esa madrugada, a la 1 de la
mañana del domingo, saldría una procesión de resurrección, desde la iglesia de San
Andrés.
Yo no conocía esa iglesia. En Toledo hay muchas iglesias.
Al momento llamé por teléfono a mi amigo Javier, estudiante de teología, pues él
vivía antes en Toledo. Le pregunté si estaba él en Toledo, y sin decirle más, él
me dijo que visitara la iglesia de San Andrés, ¡me sorprendí pues a esa iglesia
quería ir yo! Además me dijo que muy pocas veces se puede visitar esa iglesia,
y esta noche de madrugada se podría.
Fui entonces a Toledo con mi amigo Omar de Puerto Rico. Llegamos
tarde en la noche a la zona vieja de Toledo, como una hora antes del domingo.
Al comenzar a caminar por esas calles estrechas y tan históricas
de Toledo, le dije a Omar que yo presentía que me iba a encontrar allí a
alguien de los jóvenes del pueblo de Noblejas.
Fuimos hacia la iglesia de San Andrés. Y antes pasamos por
la catedral que a esas horas estaba abierta y preciosamente iluminada
celebrando la resurrección, en el que hacían rodar una rueda de madera llena de
campanitas que sonaban como de celebrar fiesta. Es decir se notaba el ambiente
de fiesta.
Después llegamos a San Andrés. Una iglesia más bien
pequeña, hermosa, muy antigua, del siglo XIII, con partes construidas con
formas de la cultura árabe. Para mi era curioso, allí ver un cuadro de la forma
en que fue crucificado San Andrés, en forma de X, y eso estudié en las clases
de arquitectura.
Al momento iban a sacar desde la iglesia a la calle el Paso
(o llamado Trono) de una escultura que representa a Cristo resucitado. Lo
cargaban 8 personas. Me fijé que una de esas personas era una señora mayor, y
yo pensé que ella no podría soportar el peso. Me entristecía ver a ella así. Yo
quería ayudarla y ponerme junto a ella para cargar el Paso. Al momento un
sacerdote, con túnica blanca, me pidió que me pusiera junto a esa mujer y
ayudara a cargar el Paso.
Así lo hice al instante. Me di cuenta cuán pesado era el
trono. Me acordé que tenía yo problemas con la espalda. El gran peso me hacía
dolor en la espalda y hombro. Poco después esa mujer, junto a mi, bajo el
trono, me dijo que sin mi ella no podría haber llevado eso.
Me sorprendí que a los pocos minutos de llevar el Trono, se
me quitara el dolor de espalda. Como si me hubiere sanado. Como si hubiere resucitado mi cuerpo de algún modo.
Me sentía contento. Vi que al lado estaba el seminario y
las puertas abiertas. Entramos, y en el claustro que estaba vacío, comencé a
cantar un canto tipo gregoriano, pues el eco que producía la piedra de los
muros me invitaba a ello. Al terminar de cantar, notamos que los sacerdotes
empezaron a cantar, y quería imaginar que les hubiere animado a ello.
Después de esto cuando estábamos a punto de salir de la
muralla de la ciudad antigua de Toledo, en ese momento alguien me llamó fuerte
y contento por mi nombre. Era precisamente uno de los jóvenes de Noblejas. Él
se sorprendió de la coincidencia de encontrarme allí. Pues nunca antes, desde
hace unos 5 años que lo conozco me había encontrado a alguien de Noblejas fuera
del pueblo.
Y casualmente a él, llamado Alejo, yo le llamaba “Alejo que
llegará lejos” y es el que más lejos he encontrado (tiempo después le vi en Inglaterra). Y él al momento dijo a su
amigo, con quien iba, que yo hacía milagros. Aunque aclaré entonces que más
bien eran “coincidencias” o cosas que Dios hace y no yo.
Al día siguiente, ya en Madrid, vi que había que trasladar
una pesada cruz, de unos 80 kg hacia la iglesia de Amistad Cristiana, y que se
requería 3 personas para llevar, y a causa de sentirme sanado, me atreví a
llevarla yo solo. Y aunque notaba el gran peso, en un momento pensé que Cristo
dijo que su carga era ligera, entonces en ese mismo instante, me sorprendí pues
no sentí peso, como si la cruz fuera hecha de cartón ligero.
Conclusión:
Quizá cuando se celebra algo en cierto día, hay algo que motiva a ser realidad
lo que se celebra.
Oración: Que podamos resucitar.