Esta historia puede parecer increíble.
Hace unos 33 años, como la edad que se dice que MURIÓ Cristo, estaba yo en Salamanca, la ciudad donde NACIÓ mi padre.
Yo estaba en el centro turístico de la ciudad y había mucha gente. Estaba con un grupo de evangelismo ayudando a hablar de Dios a la gente. Recuerdo que hablé con un francés bajito y joven quien me dijo que necesitaba él algo de Dios pero que no era para él y se fue.
Entonces yo sentí una de tristeza gigante en mi interior.
Era la primera vez que yo sentía algo tan grande y tan triste y no entendía por qué.
Al instante quise saber por qué tenía yo ese sentimiento. Yo no lo entendía.
Para pensar en ello busqué un sitio tranquilo pues había mucha gente alrededor.
Vi la puerta abierta de una iglesia y entendí que era un sitio tranquilo y entré buscando algún rincón como para esconderme para pensar por qué tenía ese sentimiento tan grande.
Al momento cuando iba a girar para sentarme en un banco, ante mis ojos estaba un clavo clavado sobre los pies de una escultura de Cristo en la cruz.
Entonces ocurrió algo que no tiene sentido o se considera imposible.
Pues tuve la certeza absoluta de que yo fui quien puso hace unos dos mil años ese clavo en esos pies.
Y lo puse con la intención de que Cristo, que entendía yo que es mi mejor amigo, no se moviera de allí y muriera es decir era consciente de que había hecho lo peor que se pudiera hacer , es decir, a la mejor persona yo mataba voluntariamente.
Me di cuenta de mi grandísima culpa y caí de rodillas llorando con todas las fuerzas de mi vida y como era consciente de que podía haber gente alrededor y para no molestarles me tapé la boca con mis manos con todas mis fuerzas para que no se oyeran mis gemidos.
Y a la vez yo entendía que él Cristo en ese lugar desde la cruz con los brazos clavados en la madera me miraba con infinita paz y me perdonaba absolutamente.
Después investigué en la Biblia dónde se habla que con una escultura uno pueda tener una experiencia tan grande y me llevó a Juan 3:16.
Pues ahí se está haciendo referencia, dos versículos antes, a la escultura que Moisés levantó de una serpiente que se compara a la de Cristo y quien mirara a esa escultura sería sanado.
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Conclusión: en la muerte de Cristo está nuestra salvación porque nos perdona cuando nos arrepentimos. Pues ¡¡¡ él ha resucitado!!!
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Oración: Señor Jesucristo perdona el mal que yo he hecho y gracias por tu perdón y que yo pueda vivir en tu paz perfecta
