Invierno de 1997, Círculo Polar, Noruega).
Esta mañana de 27 de noviembre del 2015, estando aún en la
cama para levantarme, me sentí inmensamente feliz. No entendía por qué. Tal vez
la comida de ayer, o tal vez que hacía unos días tenía una nueva biblia. No sabía
pero me vino entonces a la mente el recuerdo de aquella Aurora Boreal en Corona
que vi hace unos 18 años. Y entonces pensé que debía escribirlo hoy en mi blog.
Antes de contar la historia de esa Aurora, puedo comentar
que todo empezó cuando terminé mi tesis doctoral en ese invierno del 1997. Esa
Tesis la hice por Fe, sobre un tema de arquitectura en relación con los templos
Griegos.
Y esa Tesis comenzó cuando vi un mármol deformado en una puerta
de un palacio Musulmán: La Alhambra de Granada.
Puesto que el haber realizado la tesis me costó mucho, unos siete
años, a veces agotadores, entonces quería yo recompensarlo, con una especie de “premio”, por lo que me "regalaba" un viaje para ver las luces de las Auroras Boreales. Pues
había oído que eran fenómenos de la Naturaleza muy bellos y nunca los había
visto.
Días después viajé al norte de Europa, Finlandia, en búsqueda de esas luces, con
mi amigo Norman, cuyo nombre curiosamente significa “hombre del norte”.
Norman trabajaba allí ayudando a gente necesitada.
Allí en el norte de Finlandia vimos algunas Auroras
Boreales, pero a decir verdad, no me parecieron espectaculares pues parecían
como simples nubes, con algo de luz, que se movían lentamente. Y a veces era difícil
distinguirlas de simples nubes.
Yo entonces estaba un poco
decepcionado de esas Auroras Boreales que había visto, pero me dijeron que podían
ser mucho más bellas. Había oído que en el norte de Noruega, en Tronso, dentro
del círculo polar ártico, es uno de los mejores sitios para verlas, incluso hay
allí un museo de Auroras Boreales lo cual prueba que es un buen sitio para
avistarlas.
De modo que Norman y yo nos dirigimos
hacia allá pero primeramente bajando hacia Suiza para que Norman pudiere
visitar a su Padre que estaba anciano, pues me dijo Norman que tal vez fuera la
última vez que pudiera ver a su padre.
Viajando hacia Suiza nos
encontramos con una cristiana quien le comenté que yo buscaba Auroras Boreales,
y ella al momento oró por nuestro viaje y pidió en la oración, que viéramos la más
bella aurora boreal del mundo. Yo a eso respondí con ganas: Amén. Y lo creí en
gran medida.
Al salir de Suiza subimos por Alemania. Y allí me desanimé y
pensé si no valía la pena buscar más Auroras, y si ya debía volver a España, pero
oraron por mi y me animaron a seguir hacia el norte.
De modo que comenzamos a subir al norte hacia el Círculo
Polar, a Tronso.
La misma noche que llegamos a Tronso comenzaba en el Cielo a
aparecer una Bellísima Aurora Boreal. La más bella que nunca antes había visto.
Miles de veces más bella que las que antes vi. Incluso lo más bello que había
visto con mis ojos en mi vida.
Incluso un joven de allí de Tronso nos dijo que él nunca
antes había visto tan bella Auroa Boreal, a pesar de él haber vivido siempre en
ese lugar famoso por dichas Auroras.
Me sorprendió la coincidencia que nada mas llegar nosotros veíamos
lo que gente de allí era la primera vez que veía.
Describo ahora esa Aurora: Al entrar a la habitación del
Hotel miré por la ventana y vi en el Cielo, surgiendo desde el horizonte, una línea
blanca de luz intensa totalmente recta y que iba lentamente avanzando hacia el
otro extremo del horizonte. Eso era diferente a lo que antes había visto, pues
las anteriores auroras que vi eran como humo o nube, pero esto era totalmente rectilíneo
e intensamente luminoso.
Entonces, al momento salimos del hotel y caminamos buscando
la zona alta para verlo mejor. Y al llegar a lo alto había una pequeña capilla
con la cruz en lo alto. Había mucha
nieve. Unos 2 metros de altura de nieve. Allí nos quedamos. No supe hasta meses
después que ese sitio era precisamente un cementerio. No lo pudimos saber en
esa noche de invierno pues las tumbas estaban precisamente “sepultadas” por la
nieve.
Entonces miramos hacia el Cielo y vimos que la línea recta
de luz ya tocaba el otro extremo del horizonte. Era como si el cielo de la
noche estuviera dividido en dos partes a través de esa línea la cual pasaba
sobre nuestras cabezas.
Después esa línea empezó a transformarse en extraños
movimientos como en tres líneas de luz que se entrelazaban como a modo de una
trenza, y todo esto en movimientos de giro que casi asustaba.
Esa trenza de luz iba de lado a lado en el
Cielo, y de ella comenzaban a descender como dedos moviéndose y formándose como columnas
de cristal.
Al momento surgieron cientos de inmensas columnas de luz en
colores suaves que estaban una detrás de otra flotando en el cielo. Cada columna aparentaba tener de
tamaño como 10 kilómetros de alta, con un diámetro de unos 500 metros.
Terriblemente grandes. Y formaron como una procesión de columnas desplazándose
y formando como un tremendo e inmenso círculo en el cielo como de 40 kilómetros
de diámetro. Todo esto estaría como a unos 10 kilómetros justo sobre nosotros. Ese tremendo círculo giraba.
De vez en cuando cada unos 15 segundos descendía una de esas
columnas hacia la tierra lentamente y cuando parecía que iba a tocar la tierra, entonces de nuevo lentamente subía.
Esto nos aterrorizaba pues parecía que alguna de esas
enormes columnas podría aplastarnos.
A los pocos minutos se dividió en 3 tremendos círculos de
40, 30 y 20km de diámetro, a modo de inmensísima corona. Por eso se llama
corona de aurora Boreal cuando ocurre esto.
Esa terrible corona bellísima y resplandeciente estaba sobre nosotros, y diría que
la cruz de la capilla se dejaba ver entre esa corona.
Todo estaba en movimiento. Era como una alucinante danza. Como la más
bella melodía sin sonido. Cada vez la danza iba creciendo en belleza.
Algunas de esas fabulosas columnas estaban especialmente
luminosas durante un instante y pasaba su luz a la columna contigua y así
sucesivamente.
Era apoteósico la belleza, y cuando estaba al máximo de esplendor, como media hora después de comenzar,
entonces todo en un instante desapareció. Quedó el cielo limpio viéndose las
estrellas como si nada hubiera pasado.
Durante otra media hora después no pude hablar. Igual Norman.
Antes de ver esa Aurora, no quería separarme de mi amigo
Norman que era mi mejor amigo. Pero al rato de terminar de ver esa Aurora, me
di cuenta que ya no me importaba perder la amistad con Norman. Era como que había
visto lo más hermoso que pudiera ver en esta Tierra, y que todo lo demás no tenía
ya importancia.
Dos días después llegué a España, y durante este recorrido ya en España, me sorprendió que al
ver la común sombra de unos árboles en el campo, pensé ¡qué hermoso es esto! ¡tan
hermoso como la más bella Aurora Boreal!
……..
Conclusión: A veces estamos viajando en nuestra vida
buscando algo, lo más hermoso, y resulta que lo más hermoso está igualmente en
donde estamos, en los detalles pequeños como en una simple sombra de la Luz. Y la ayuda de oraciones es bueno para descubrir la belleza que nos rodea.
…….