sábado, 11 de mayo de 2013

73) ¿Qué es esa extraña mancha?


9 de Mayo del 2013, Madrid.                                    
Vi que el fregadero de la cocina tenía unas manchas extrañas, en color oscuro, casi con tono azul, y que no conseguía limpiar aunque frotaba fuerte el estropajo de aluminio.
Entonces me pregunté que cuál era la causa de esas manchas.
Y al momento llegué a una posible conclusión, basado en al menos algo de las 3 “casualidades” o hechos coincidentes que observaba, que describo seguidamente:
1) Habían unos granos de café en el fregadero que parecían destilar, al mojarse, agua como de ese color;
2) Esos granos llevaban varias horas en contacto con el fregadero, quizá mojado con algún detergente que pudiere provocar una especie de tinte (como pinturas prehistóricas hechas de productos naturales);
3) Era la primera vez que veía granos de café allí (pues el café siempre se traía molido);
Con todo esto, pensé que, ese tipo de café, tal vez debía ser Especial, y produciría esas manchas.
Lo curioso es que, a pesar de creer yo tener suficientes pruebas para asegurar que la causa de las manchas eran por el café, la verdad es que esa no era la causa.
Afortunadamente, no estaba seguro, pues si me llego a convencer de ello, me hubiera dificultado el querer conocer la verdad de esa mancha. (Duda metodológica, Descartes).
Como, yo sabía que ese café lo puso mi hermano, le dije, sin acusarle, tranquilamente, que ese café podría haber hecho las manchas. Aunque yo pensaba que estaba seguro, lo dije con tono de no asegurar la causa que creía.
Él, tranquilamente me respondió, que las manchas eran causadas del tinte del pelo, que puso el día anterior otro familiar.
Yo “no podía” imaginar eso del tinte del pelo por, curiosamente, otras dos hechos coincidentes:
-Primero: ese tinte, aún siendo negro, deja manchas azuladas (que yo ignoraba);
-Segundo: era la primera vez en mi vida que sé de que se usó tinte en el fregadero de la cocina.
Después entendí que el color azulado del agua al salir del café, era por el reflejo azul de las manchas que habían previas por el tinte.
Con el paso de los meses, se fué deshaciendo poco a poco las manchas, a través del uso común del fregadero, aunque meses después aún se podían ver algo de las manchas.
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Conclusión:
A veces, quizá, el querer saber el "por qué", o "quién" hizo algo, por encima de, lo que más interesa, que es, encontrar la solución, fomenta el acusar y el bloqueo del pensamiento.
Si en vez de preguntar acusadamente, preguntáramos con tranquilidad, parece más probable que escuchemos lo que necesitamos saber. Pues cuando acusamos, con enfado sin amor, parece ser que no decimos lo correcto y “cerramos” los oídos a  “oír” la verdad.
En alguna ocasión, tal vez, estamos convencidos pero equivocados, y es porque ha habido alguna “coincidencia traviesa” (o coincidencia improbable de saber) que ignoramos.
Las coincidencias no son siempre para que creamos lo que nos gusta creer, a veces afirman lo que deseamos y otras veces es al revés.
El saber que han podido haber ocurrido coincidencias que ignoramos, puede ayudar para no acusar a los demás.
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Petición: Que no seamos engañados por algunas coincidencias, ya sea porque las ignoremos o porque las conozcamos. Que no acusemos equivocadamente por ignorar hechos, aunque no los podamos saber.
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Posdata: Graciela Damico, dijo:
Una coincidencia es un milagro...pequeño, en el cual Dios, prefiere permanecer en el anonimato