martes, 7 de junio de 2016

98) ¡Qué guapa!.

-Lunes de Pentecostés: Mayo 1993. El Rocío, Huelva.       

1)      Fui con mi amigo Norman a ver la festividad de Pentecostés al Rocío.
Pues en el Rocío se festeja de una forma espectacular, creo que como en ningún otro lugar  del mundo.
En la festividad se conmemora la venida del Espíritu Santo a los hombres, simbolizando la Unidad entre la gente.
Es una romería de las más multitudinarias del mundo. El pueblo del Rocío es pequeño, de unos 1.000 habitantes, pero este día, por la festividad, había según cálculos, más de 1.000.000 de personas.
2)      Estábamos en la iglesia cuando el momento más especial de sacar el “sin pecado”, y había tanta gente dentro de la iglesia, que creí varias veces, realmente que iba a morir por aplastamiento. Incluso sacaban a gente, que me parecían desmayadas, levantadas por encima de las cabezas,  desplazadas con los dedos de las manos. Esto era algo insólito para mí.
3)      Pensé: ¡Tanta gente y con tanta emoción por esta Virgen del Rocío! ¿Qué es esto?
Algo que me gusta en especial, es que en las manos de la imagen, está esculpido algo que representa a lo que es más importante, Jesús; Es decir en el centro de la escultura, entre las manos de la virgen María está representado al niño Jesús.
Yo más que la virgen del Rocío lo llamaría, Jesús niño entre las manos de su madre. Es como si en la escultura se representara que María está mostrando que El Camino a lo más importante es su hijo Jesús.
4)      Mucha gente agolpada, que miraba a la escultura de la virgen con el niño, con gran ánimo decían con gran voz:   ¡Guapa!
Con esto, yo dije a Norman que a mí no me parecía guapa la cara de esa imagen, sino más bien lo contrario, que me parecía una cara fea pero… minutos después, algo me sorprendió enormemente, pues al ver esa cara, de repente, vi un rostro tan sumamente bello, tan increíblemente luminoso en belleza, que espontáneamente exclamé a gran voz: “¡¡¡QUÉ GUAPA!!!.

5)      No sé qué ocurrió. Realmente era un rostro guapísimo como nunca antes vi algo parecido. No sé si sería por reflejo del Sol, o que en esa imagen está representado el Niño Jesús en los brazos de su madre la virgen del Rocío, y quizá ambos rostros se acercaran y sumaran la belleza infinita que representa Jesús.

6)      Pocos momentos después, otra cosa sorprendente ocurrió. Observaba que solamente a los niños pequeños les dejaban acercarse a tocar la imagen de la virgen, y que los jóvenes del pueblo de Almonte defendían, con enorme fuerza de sus brazos, para que nadie tocara a la imagen excepto esos niños. Los acercaban a estos pequeños, llevándolos sobre las manos, por encima del gentío.
Entonces pensé que Jesús dijo que tenemos que ser como niños, y le dije a Norman: “Si los niños pueden tocar a la virgen, yo también quiero tocarla ahora”. Pero pensé, con cierta tristeza, que era imposible, pues tanta gente había alrededor de la imagen, y tan defendida estaba para que nadie la tocara, que nunca podría acercarme en esa situación. Estábamos como a unos 20 metros de distancia de la imagen de la virgen rodeados de muchísima gente que miraban hacia ella.
Al momento algo increíble ocurrió.
Debido a tanta gente empujando hacia el trono con la imagen, este trono comenzó a caer hacia el suelo, y de pronto algunas personas se apartaron, formándose un espacio libre, algo extraño estando la gente tan agolpada, y ese espacio curiosamente era un camino que iba desde el trono con la virgen hasta donde yo estaba.

7)      No podía yo creer lo que estaba viendo con mis propios ojos: ¡un camino sin gente en medio de un gentío que se agolpaba, y veía al final de ese camino la imagen de aquella virgen del Rocío, frente a mi, a unos 20 metros, y no había ninguna persona entre ella y yo, la gente se apartaba formando ese camino, con un ancho libre de 1 a 2 metros, que terminaba en mi!.
Pensé: ¡¿Cómo es posible que con tanta gente apretada aquí en este instante, se haya formado de pronto este camino?!.
8)     También me sorprendió mucho, que ese camino, que debía durar tan solo una fracción de un segundo hasta que la gente se volviera a apretar hacia la virgen, estaba durando varios segundos. Incluso dio tiempo a que Norman me hablara sobre este camino… me dijo: “¿no querías tocar a la virgen, aquí es tu momento?”
(Este camino abierto, me hace recordar a cómo se abrió el Mar Rojo para que el pueblo de Israel pasara.)
9)      Pensé que, como era tan increíble todo esto, que tal vez es que Dios me escuchó lo que pensé y dije, de que si los niños tocan a la virgen yo también: Entonces, sin pensarlo más, corrí hacia la virgen en medio de ese camino de gente, y… ¡lo conseguí!. Pude tocar y tan contento el trono de la virgen, y aún corriendo entre ese gentío, no choqué  ni toqué a ninguna persona de entre tanta multitud apretujada. Me parecía una serie de milagros.
¡Qué alegría haber hecho lo que me pareció imposible!.
10)  Al instante algunos jóvenes de Almonte, que estaban junto al trono con la virgen,  al ver lo que hice, se enojaron conmigo tremendamente, como si yo hubiera hecho algo terrible, como si hubiera manchado lo que ellos mantenían con todo esfuerzo limpísimo.
Entonces, al momento, de una forma divertida se calmó todo ese enojo de la siguiente forma: Me recuerda algo a lo que hizo el Rey David, de la Biblia, que se hizo pasar por loco, incluso dejando caer la saliva sobre su barba, para salvarse de una amenaza (1 Samuel 21 14), me lo recuerda porque cuando vi a esos jóvenes tan enojados, entonces para calmarlos fingí ser como un loco inocente, moviendo mis manos y mi cabeza y como dejando caer la saliva de mi boca, y al momento una persona cerca dijo: “déjalo, no sabe lo que ha hecho”. Y quedaron todos tranquilos, y yo además tan satisfecho y gozoso.
11)  Después pensé en todo esto. ¿Por qué vi esa belleza en la cara de la representación de la madre de Jesús justo cuando yo decía que no era bella? Ó ¿cómo fue que coincidió abrirse ese camino entre tanta gente tan agolpada, al poco tiempo de yo pensar que no había camino para poder tocarla como un niño?.
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Conclusión: Cuando queremos hacernos como niños, es como humillarnos, que parece entonces moverse los “cables” del “Universo”, y nos ensalza de algún modo (Lucas 14.11), dando gozo como el de niños, y así tal vez ayuda a poder realizar nuestros sueños aunque parezcan imposibles. Y la idea de la madre de Jesús parece un magnífico camino para ir directo a Jesús.
¿Podría ser que el Espíritu de María (que su Espíritu no muere) a través del Santo Espíritu oyera mi deseo de ser como niño para acercarme a ella, y ella pidiera a su Hijo Jesús el Todopoderoso, para que se formara ese camino y pudiera ver algo de la Belleza de un rostro que Mira hacia el Cielo hacia Jesús, con solo objetivo de alabar y adorar a Dios?.
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Oración: Que seamos como ese niño que Jesucristo dijo que seamos, y lo seamos en el futuro, según la Voluntad de Dios. Que todos vayamos al Cielo.