miércoles, 9 de diciembre de 2009

17) Viaje a Ágreda en Soria.


8 de Diciembre del 2009, Ágreda, Soria. Alguien escribe sus “Coincidencias”

1) Desde hace dos años yo quería ir a Ágreda. Allí vivió la autora del famoso libro titulado: “Mística Ciudad de Dios”.

Este libro me lo regaló un famoso ancianito. Famoso porque construye, casi él solo, una catedral. Me pidió que lo leyera. Lo leí. Aprendí mucho en su lectura.

2) La escritora de este libro, llamada, María de Jesús, vivió en el siglo XVII. Era inteligente, consejera espiritual del Rey Felipe IV. Se ha escrito un libro famoso sobre ella titulado: “la dama azul”. A ella se le atribuyen hechos difíciles de creer, como: que ella fue a América a evangelizar pero nunca salió de Ágreda.

3) Este libro de “Mística Ciudad de Dios” fue prohibido por la Inquisición. Aunque después quitaron la prohibición. El libro tiene unas 1.000 citas de la Biblia.

4) La mañana de este día, 8 de Diciembre, me dirigía por primera vez a este pueblo de Ágreda. Yo acababa de llegar a la estación de autobuses de Zaragoza. Buscaba el autobús para ir a Ágreda. Me sorprendió que nada más llegar a esta estación, lo primero que vi escrito en letras grandes era “Ágreda…”. Me sorprendió la coincidencia. Pues Ágreda es un pueblo de sólo 3.000 habitantes, a unos 100 km de Zaragoza, y en otra comunidad autónoma.

5) Me extrañé de ello, y descubrí que no se refería al pueblo, sino a una compañía de autobuses llamada igualmente “Ágreda”. El darme cuenta tan a tiempo, me ayudó a no perder el autobús, pues: A las 10.00 salía mi autobús al pueblo. Y a la misma hora: 10.00, salía otro autobús en dirección contraria, de la compañía “Ágreda”. No perder el autobús fue una odisea, pero gracias a considerar la casualidad como “un aviso” me di cuenta.

6) En el autobús, mi teléfono se me cayó sin darme cuenta. Lo descubrí de forma casual. Pues en el camino pregunté la hora y lugar para visitar el monasterio donde estuvo el famoso escritor, Bécquer. Entonces para saber la hora fui a mirar mi teléfono. Me di cuenta que no estaba en mi bolsillo. Lo descubrí como camuflado en el color en los asientos. Si no es por esto, seguramente hubiera perdido mi teléfono.

7) Invité a bastantes amigos a este viaje. Al final fui sólo, pero me sentí, prácticamente todo el tiempo muy bien y acompañado del Invisible. ¿Por qué amargarse si otros han decidido libremente no acompañarme? Al contrario: he de alegrarme en la justicia del Omnipotente.

8) Al llegar a este pueblo soriano, me sonrió muy efusivamente gente que no me conocía. Esto me animó más.

9) El día era precioso, soleado, temperatura agradable a pesar de ser Diciembre. 12 grados de mínima, parecía increíble en un pueblo a unos 950 metros de altura. Me dijeron allí que esa temperatura no era normal en esta época. El alcalde, a quien tuve oportunidad de hablar, me dijo que, además, había un microclima especial en ese pueblo.

10) El pueblo, histórico artístico, me encantó. Con torres como castillos, sobre un barranco y en las faldas de la Sierra del Moncayo, donde dicen, está el manantial más caudaloso de Europa. El pueblo lo recorren limpios canales de agua que riegan espectaculares cultivos, desde hace más de 1.000 años. Llaman al pueblo “la villa de las 3 culturas”. Pues judíos, árabes y cristianos convivieron allí. Recuerda el aspecto del pueblo y sus paisajes a la bella Granada.

11) Fui a la oficina de Información y Turismo, y quien trabajaba allí, una joven llamada Débora, me atendió muy amablemente. Ella quedó un tanto preocupada por que no pudo darme una información de un horario. Pero la casualidad surgió horas después que me ella me vio en otro lugar del pueblo. Me pidió disculpas. Y le tranquilicé diciendo que todo resultó perfecto.

12) Ella me informó que justo estos días, eran los de celebración de los cultivos del Cardo. Que se degustaban estos días en los restaurantes. Yo no sabía que se pudieran comer los cardos.

Pues, según me dijo hasta el mismo alcalde, es Ágreda, el único productor de este producto para comer, en el mundo. Lo comí allí, ante el alcalde, y me gustó el sabor.

13) La forma de cultivar los cardos es espectacular. Nunca antes vi algo parecido. Se hacen sobre pirámides de tierra.

14) Mi nombre Carlos, a veces se confunde con el de cardos. Siempre veía negativo el nombre de “cardos”, pues se parece a mi nombre. Pero, a partir de hoy, esto cambió, pues disfruté al degustar del sabor de los cardos.

15) Incluso, sólo hace unas pocas semanas, Quien predicaba en mi iglesia, Amistad Cristiana, dijo…”quien está con cardos se pincha” y malentendí pues creí que se refería a Carlos.

Gracias por esta coincidencia en Ágreda, ahora veo mejor mi nombre.

16) Ya al fin, llegué y entré en el convento de Sor María de Jesús en este pueblo. Los decorados en tela, por dentro de la iglesia, sólo me recordaba a precisamente los de Amistad Cristiana en sus principios. Eran telas verticales, una junto a otra.

17) Instantes antes de comenzar la celebración en la iglesia, mandé un mensaje en mi teléfono (gracias a que no lo perdí). Se lo envié a mi amigo Luis. Le escribí sobre la chica de Información y Turismo . Le dije que tal vez podría ser ella mi candidata a novia. Al momento el sacerdote habló precisamente sobre la novia. Dijo, que la madre de Cristo es a la vez la Novia de Cristo, junto a toda la Iglesia. Y oraron por las novias y solteras. Nunca antes recuerdo haber oído orar tan claramente sobre novias y solteras…

Era curioso también pues era la primera vez en mi vida que yo mandaba un mensaje en relación a “novia “dentro de una iglesia.

18) Cuando cantaron allí, me sorprendí. Alargaban alguna vocal de ciertas palabras hasta 30 segundos, variando la tonalidad. Me parecía bello y hasta divertido.

19) Allí, a un lado del altar, estaba bellamente decorado el féretro del cuerpo de Sor María de Jesús. Era sorprendente pues estaba incorrupto. Estaba a la vista. Ella fue la monja, fundadora y Madre superiora del convento. Estaba vestida de monja de la orden. De blanco y capa azul. Las manos se le podían ver. Las mismas con las que escribió el libro. No podía creerlo. Parecían que estaban aún vivas esas manos. Hasta dije, con humor, a una mujer que me explicaba la historia del lugar, que me gustaría que esas manos me firmaran el libro que escribió.

19b) Al día siguiente Luis, sin saber de esto, y cuando yo escribía esto, se reía y me dijo que era porque él recordaba que la postura de sus manos le recordaban a un muerto.

20) Volviendo al momento en que yo estaba en esa iglesia, un anciano sacerdote, con cara alegre, contó en su sermón sobre uno de mis cuentos favoritos: “El principito”. Era sorprendente escuchar esto, cuando instantes antes, con mucha solemnidad, él colocaba incienso sobre el evangelio que iba a leer. Este contraste me hizo reír allí. El anciano destacó del cuento la frase de: “las cosas esenciales sólo se ven con el corazón”. Me animó mucho oír eso en ese momento. También habló de una película de Nazis, y cómo el sentir que te aman puede alegrar la cara triste.

21) Justo al terminar la reunión de la iglesia, yo quería ver a las monjas, para regalarlas un CD de música mío, y animarlas.

Este convento es de clausura, es decir, no se dejan ver las monjas, Pero este día era especial. Era el día de la fiesta anual del convento. Las autoridades del Ayuntamiento iban a visitarlas. Aquel sacerdote anciano, al verme cerca de la puerta del área reservada de las monjas, sin preguntarle yo, me dijo que pasara dentro.

22) Las autoridades del pueblo y yo, estábamos frente a la ventana enrejada donde iban a presentarse las monjas. Aparecieron al momento 13 sonrientes y preciosas monjas. Muchas de ellas muy ancianitas y bajitas. Con sonrisas felices. Con trajes blancos y capas azules. A la primera monja con que hablé, resultó ser casualmente la monja con la que hablé por teléfono meses antes para comentar sobre el libro. Se alegraron mucho del CD que les di.

23) Una de las monjas, me dijo, que ella escribía, como yo, algunas de las coincidencias que le ocurrían en la vida.

24) Ella, curiosamente también las llama Diosidencias. Me dijo que esa palabra no se la había oído a otra persona. Lo dijo con mucha alegría, fe y amor.

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Conclusión: Cada punto escrito puede tener un aprendizaje para amar más.

Cada coincidencia que vivamos sería bueno usarlo para en ese momento: 1) alegrarnos, 2) orar, 3) estar alerta en Paz para hacer lo correcto.

La muerte no debe ser algo triste. Pues con Cristo tenemos Esperanza de ir a mejor sitio: Tan sólo hemos de dejar lo malo (arrepentirnos) y hacer lo Bueno (que el mejor amigo sea Cristo).

martes, 1 de diciembre de 2009

16) Llevando brasas de fuego varios kilómetros

28 de noviembre del 2009, Noblejas, Toledo.
1) La casa estaba fría y teníamos algo de frío. La mañana siguiente vi las primeras nieves del invierno sobre los montes. No estaba puesta la calefacción por semanas. Entonces, con Jalil de Méjico, ideamos un sistema de calentar. Puse unos ladrillos sobre la cocina eléctrica encendida unos minutos. Después esos ladrillos los poníamos en el suelo. Estos se mantenían calientes durante varias horas. Nosotros colocábamos nuestros pies, sin zapatos, sobre los ladrillos calientes. Esto nos calentaba. Se sentía así un calor muy agradable.
2) Entonces pensamos que el Espíritu Santo, Grande Él, sería como un calor agradable. Dijimos que, cuando nombráramos el Nombre del Creador del Universo, deberíamos hacerlo de forma agradable a Él. Que al nombrarlo, sería muy bueno, justo después, hacer una pequeña pausa en el tiempo. Y después deberíamos decir algo bueno de Él. Como: Alabado sea, Bendito sea, Maravilloso sea reconocido…etc
3) Cuando estaba anocheciendo, recordé que había dicho a Jalil que ese día iríamos por el campo a ver los cultivos de olivos y vides. Pues él estudia agronomía, y le interesa. Entonces salimos de la casa, entramos el coche y recorrimos unos 7 kilómetros hacia los campos. Paramos el coche, salimos de él y caminamos como 20 minutos por senderos entre los cultivos. Ya era de noche. En el paisaje no se veía ninguna casa. Sólo campos con olivos y vides. Decíamos que el paisaje sería como la Palestina en época de Cristo. Con vegetación para aceite y vino.
4) Entonces, junto a nuestro camino, vi, algo que me parecía como una roca plana blanquecina. Paramos junto a ello observándolo. Recordé algo que leí en la Biblia y dije a Jalil, “esto es tierra santa, me voy a descalzar y pisar este suelo blanquecino”.
Al instante y enérgicamente me dijo Jalil que no lo hiciera. Eran cenizas de brasas, y habían brasas de fuego escondidas debajo de esas cenizas. Según dijo él, el día anterior habrían quemado los sarmientos de las vides (para preparar para nuevos cultivos el año que viene).
5) Removimos un poco las cenizas. Efectivamente, vimos brasas al rojo vivo. Con el ligero viento que hacía y unas ramitas de vid que colocamos encima, y un soplo, se avivó el fuego. Al instante teníamos un maravilloso fuego en la fría noche en medio del campo.
6) Alrededor del fuego, había bastante superficie de cenizas que debajo conservaban brasas calientes. Nos tumbamos encima de esas cenizas. Se sentía calor debajo de nosotros, sin quemarnos. Era muy agradable esa sensación del calor debajo de nosotros en esa fría noche y viendo el fuego. Nos sentíamos como si fuéramos los primeros del planeta en descubrir algo así. Imaginamos esa Bella Historia de aquellos pastores en Belén en la noche cuando esa Estrella…y ángeles les dijeron buenas nuevas…
7) Estando allí sobre las cenizas de las brasas calentitas, hablamos de la coincidencia (o “casualidad”) que estábamos viviendo y disfrutando: De cómo solo una hora antes estábamos calentando los pies con el ladrillo y ahora estábamos sobre las cenizas calentándonos. Dijimos que parecía que el Espíritu nos confirmaba lo que hablamos antes en la casa: Que debemos agradar al Creador cuando mencionemos su Nombre. Éramos conscientes de la importancia de la palabra. Oramos entonces, y Jalil oró, según dijo, claramente por primera vez en lenguas, con especiales palabras.
8) Dijimos que podíamos llevar algo de esas brasas a la casa y allí encender la chimenea con el mismo fuego que vimos en el campo. Para ello tomamos una piedra plana que estaba entre las cenizas. Colocamos unas brasas rojas sobre esta piedra. Y corrimos en la noche llevando en la piedra las brasas. Era increíble y precioso. La luna llena, viendo sobre las manos esas brasas encendidas, que con el viento, parecían estar palpitando. Imaginamos que fuera un ser vivo ese fuego. Como una palomita.
9) En el camino de vuelta a la casa había unas ramas secas. Las metimos al coche. Ya en la casa colocamos las brasas y esas ramas en la chimenea. Quisimos hacer fuego de las brasas. Parecía difícil. Incluso los papeles no querían arder. Pero cogimos una cerilla, la acercamos a la brasa. Al momento surgió fuego y ardieron las ramas. El fuego era tan grande que salía hasta fuera de la chimenea. Nunca vi en varios años un fuego tan grande y hermoso en esa chimenea. Dijimos que esa cerilla podía representar la iglesia: que a veces nuestro fuego se parece apagar pero con la ayuda de los hermanos en la fe se aviva.
10) Con ese fuego y sobre la piedra, con la que porté aquellas brasas, calentamos un trozo de carne para cenar. Parecía como un sacrificio del animal de esa carne, sobre un altar de esa piedra, para alimentarnos. Nos recordó el sacrificio de Cristo en la Cruz, para “alimentarnos” darnos vida.
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Conclusión: Con esta casualidad, parece confirmarse, que al Creador del Universo le agrada y quiere que cuando nombremos Su Nombre, lo hagamos de forma especial. Diferente y más especial que cuando nombramos el nombre de una persona de la tierra.