viernes, 22 de enero de 2010

22) Kevin me lleva al aeropuerto.

Enero 1990, California, USA.
1) Yo estaba en el sur de Los ángeles, California. Me dijeron, en aquella época, que no me quedara sólo por la noche junto a una autopista, donde no haya casas. Pues me decían que muy posiblemente un coche pararía junto a mí, me robarían y matarían.
Muy pocos días después, tomé el autobús para ir al aeropuerto. Entendí que el conductor del autobús me dijo que me bajara en la siguiente parada y esperara al siguiente autobús.
Me lo dijo en inglés, creo que no le entendí bien por lo que pasó después, que a continuación cuento.
Bajé en la parada siguiente. Miré en un poste con los horarios. Me sorprendí, pues no había autobuses hasta el día siguiente. Miré a mi alrededor, vi que no había nadie, yo estaba sólo junto a la autopista. Era de noche, no veía ninguna casa. Eran justo las cosas que me dijeron para que me pudieran matar. En ese momento, no tenía teléfono, ni sabía en absoluto cómo me defendería si me intentaran atacar. En ese momento, algo curioso me pasó.
2) En vez de asustarme, dirigí mis pensamientos hacia Dios, y…me sonreí. Y con calma le dije a Él: “jéjéje, esto no lo puedes solucionar Tú, Dios, ¿eh?”. En verdad lo dije sabiendo que podía confiar en Él.
Al momento, quizá a causa de mi sonrisa, se me acercó un hombre en bicicleta. Hablamos, le conté que no había autobuses, que yo tenía que ir al aeropuerto. Este hombre, era alegre, con mucha paz: Me dijo que le acompañara, que me iba a llevar a una persona que me llevaría al aeropuerto.
Caminé con él unos instantes, al momento me sorprendí, pues estábamos frente a una casa. No lo entiendo pues antes no vi ninguna casa cerca. El hombre me dijo que en esta casa vivía alguien que me llevaría en su coche al aeropuerto, que se llamaba Kevin.
Entré en la casa, pude hablar con Kevin, fueron muy hospitalarios.
Kevin me llevó con el coche hacia el aeropuerto.
En el camino, le dije a Kevin que su cara me recordaba a un judío que conocí en Grecia. También le dije que yo estaba seguro que Dios me hizo encontrar a Kevin en esa casa.
Kevin me respodió a esto que él no creía en Dios, pero que quería que Dios le diera una prueba de que existe.
Minutos después me despedí de él, tomé el avión, no supe de él en 7 meses. No tenía ni su teléfono ni dirección, ni él lo tenía de mi.
En estos 7 meses me acordé de él, yo estaba agradecido que al llevarme él al aeropuerto tal vez se evitó que me hubieran matado.
3) Yo ya estaba en Madrid, España, y...una noche, en el momento en que me iba a dormir, tuve como una visión:
En esta visión vi un rostro de un hombre. Al momento pensé que ese rostro era del judío que dije a Kevin. No recordé que esa cara correspondía también con la de Kevin. En esa visión oí como una voz que decía referente a este rostro: “le vas a ver pronto”.
Realmente deseaba volver a ver a cualquiera de los dos: el judío o Kevin.
Al oír esa voz, creo que por segunda vez en mi vida, me reí pensando en Dios y dije:
“si esta voz es de Dios, pienso que Dios no existe, pues es imposible que vea a esa persona”
En verdad lo dije esto sabiendo que Dios puede hacer todo.
4) En esos días que yo oí esa voz, yo no sabía que Kevin había venido a Madrid. Vino a trabajar de profesor de inglés. En su trabajo de Madrid, mi amigo Hal, le invitó a venir a mi iglesia.
Unos días después Kevin vino a mi iglesia. Yo aún no sabía nsda de Kevin desde que lo vi en California. Allí en la iglesia, también estaba yo, le miré pero no lo reconocí.
Algo, como una voz me decía referente a Kevin: “acércate a él y pregúntale si acaso no os conoceis".
No me atrevía a preguntárselo, pues yo creía que no le conocía.
Esa voz me insistió tanto que al final le pregunté si nos conocíamos:
Él me respondió: “Sí, yo te llevé al aeropuerto en California, soy Kevin”
Hubo un silencio en mi…
No entendía al principio de qué hablaba. Segundos después me acordé de que me llevó al aeropuerto. Me empecé a sonreir de la sorpresa de verle de nuevo casualmente y ahora en Madrid. Pero al instante me acordé de la visión:
5) Esa visión me "profetizó" o me dió a entender que "casualmente" yo volvería a ver al de ese rostro, pronto. Esto me pareció como imposible. Mucho más allá que una simple coincidencia. Entonces, al instante de ser consciente de que la visión se acababa de cumplir, del susto enorme, comencé a gritar alegre delante de Kevin: ¡guaaaaau!
Evidentemente, Kevin no sabía que yo gritaba de esa forma porque le vi en una visión. Él solo veía que mi rostro expresaba susto de verlo a él.
Entonces él se asustó de que yo me asusté de verle, y al instante se fué casi corriendo. No le ví ni hablé con él hasta horas después. Y le expliqué lo de la visión. Entonces lo entendió y volvió días después a la iglesia. Dijo que esta coincidencia era la prueba que necesitaba para creer en Dios. Y en esos días aceptó al Señor.
Años después aún nos comunicamos. Me gusta ver cómo cuando habla de Dios lo hace con tanto amor en sus labios.
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Conclusión: Dios,, quien es más que maravilloso, pienso que le gusta que le oremos con alegría incluso en algún caso con una sonrisa. Responde de formas que ni imaginamos de buenas que son. Creo que somos hasta incapaces de ver las cosas que Él hace pues son más fantásticas de lo que creemos.

3 comentarios:

  1. Alguien me dijo que tal vez el hombre de la bicicleta pudiera ser un ángel.

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  2. Era del Señor, que una persona a la que no conoces de nada en California, al otro lado del mundo aparezca en tu Iglesia TIENE QUE SER DEL SEÑOR... (MIS OJOS COMO PLATOS 00)

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