18) Gafas arrastradas por el agua

-1990, Agosto, Estados Unidos.
En un parque acuático, yo veía como las lanchas bajaban fuerte por una cascada. Salpicaban mucha agua. Un hombre, un instante antes de caer el agua, me movió a mí de lugar, bruscamente, para que yo fuera como su escudo protector del agua. No le dije nada. Le perdoné al momento. Un instante después él se puso a mi lado. Al momento, otra gran salpicadura de agua cayó, y esta vez sobre él. Entonces, sus gafas (que llevaba puestas) salieron arrastradas volando a causa de ese agua. Iban en dirección como a caer al río y perderse. Pero un instante antes, de casualidad, al yo mover mi mano para evitar el agua, esas gafas quedaron frenadas, o atrapadas, en mis manos. Le di las gafas sonriendo y él quedó más que sorprendido.
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Conclusión. Aunque alguien quiera hacernos mal, el perdón hace mucho más y mejor que el mal.