1980 Campello, Alicante
Yo tenía unos 18 años. Era la primera vez que me quedaba solo a dormir en mi casa. Siempre antes en la casa estaban mis padres y en general algún hermano.
Como era la primera vez, me asustaba estar solo en la casa por la noche.
Cerré la puerta de la calle con llave y con el pestillo de manera que nadie podía entrar, ni tampoco podían entrar por el balcón ni ventanas.
Antes de meterme en la cama, miré bien en toda la casa por si hubiera alguien escondido.
Comprobé todos los armarios y debajo de las camas.
Me sentí seguro que estaba yo solo en la casa.
Era de noche. Me metí en la cama y me dormí.
Al poco tiempo me desperté porque oí un ruido. Aun no había abierto los ojos. Entendí que el ruido era el sonido de la mesilla junto a mi rozando sus patas con el suelo como si la estuvieran moviendo. No le di importancia. Abrí los ojos y observé en la penumbra de la noche, intrigado, que el techo desde mi posición parecía que se estaba desplazándose levemente. Entendí que no podía ser el techo que se moviera si no la cama donde yo estaba que se desplazaba y hacía parecer que el techo se movía. Era para mi evidente que la cama al moverse desplazaba la mesilla y por eso oí el ruido de las patas de la mesilla rozando al suelo.
Aún tranquilo, entonces pensé que la única opción de que eso ocurriera era que mi hermano haciendo broma estaba debajo de la cama moviendo esta para asustarme.
Entonces recordé que la puerta de la calle estaba cerrada con pestillo, y nadie podía entrar y que en la casa no había nadie mas que yo. Entonces pensé que era imposible que alguien moviera la cama.
Si nadie movía la cama y esta se movía, pensé que se movía sola, y entendí que era imposible. Con lo cual en ese momento, pensé que podría ser algo invisible con maldad.
Me horroricé. Me levanté enseguida de la cama. Encendí la luz gritando con todo ánimo para eliminar mi miedo. Dije con toda mi emoción: “no te tengo miedo, satanás" (pues me bautizaron y por eso recibí el Espiritu Santo, Dios, que es más fuerte que el mal)”
Al momento busqué una explicación lógica.
Efectivamente la mesilla y la cama estaban desplazadas en giro mas de medio metro.
Miré debajo de la cama para constatar que no había nadie.
Observé debajo de la cama y vi que esta tenía 2 ruedas. Para tranquilizarme pensé que seguramente el borde de la colcha de la cama estaba por debajo la rueda, y al efecto de mi peso, la cama fue cayendo por la miniescalera de los plieges de la colcha, que haría desplazar la cama y con ella la mesilla.
Imagino eso sería la explicación u otra causa física.
Lo que sorprende es que precisamente la única vez que me ocurre algo parecido es cuando estoy la primera vez en mi vida durmiendo solo en la casa.
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Conclusión: En alguna ocasión, cuando pensamos que alguien puede hacernos mal, este pensamiento puede ayudarnos a estar preparados a defendernos y no tener después demasiado tiempo miedo. Pues la escritura dice: ... maldito el hombre que confía en el hombre...
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Oración: Que el Señor Todopoderoso nos defienda con su infinito Poder que es superior a todo mal.
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