lunes, 17 de mayo de 2010

39) Conocí al campeón del mundo de surf, Kelly Slater.


-Octubre 2005, País Vasco (España)
Viajaba por el norte de España con mi amigo Mark de California, y al pasar por una tienda de surf en Mundaka, sentí que debía comprar una tabla de surf. Yo había hecho muy poco surf antes, tal vez sólo 2 horas. Era muy principiante. Nunca antes me había comprado una tabla de surf de verdad. No quería gastarme el dinero en comprar una tabla. Pero sentía como una voz interior me decía que la comprara. Así lo hice. No era cara y era buena. La tabla cabía justa dentro del coche, que era la condición para comprarla.
En esa tienda pregunté entonces dónde había una playa fácil para el surf. Se me aconsejó una playa a unos 7 km, en la playa de Bakio. Allí fuimos al momento. Ya era de noche. Y al rato me dijeron que, el campeón del mundo de surf, Kelly Slater, iba a estar a la mañana siguiente compitiendo en esta misma playa. (Pues a causa de que no había olas en Mundaka, habían cambiado el lugar del campeonato a esta playa de Bakio).
No podía creerlo, fue verdad, y no solo eso, a causa de ese cambio, había muy poca gente viendo el campeonato, y tuve la oportunidad de hablar cómodamente con el campeón Kelly. Con él hablé y me hice unas fotos, y además me dio consejos para surfear. Recuerdo que me señaló con su brazo extendido las olas y me miró, y me dijo ¡a las olas!, es decir, que me meta en el mar. También me aclaró mi mayor duda, pues me dijo que no importaba en absoluto la edad para empezar, que era lo que me preocupaba.
Fue maravilloso para mí que, esa tabla que compré, fue como “bautizada” por el mismo campeón del mundo. Con enorme alegría yo entendía que el mismo Dios había orquestado todo así.
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Conclusión: ¡Guau! Son increíbles las infinitas coincidencias que Dios Maravilloso hace. Tal vez lo único que tenemos que hacer es movernos y querer algo.
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Oración: Sublime Creador, que deseemos lo que tú deseas, y nos movamos a ello.

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