martes, 20 de abril de 2010

34) Coincidencia de tocar al Dalai Lama.

-Noviembre del 2006, India.
1) Yo visitaba el norte de la India por unos días. Visité interesantes arquitecturas de mi arquitecto favorito, Le Corbusier. Era en Chandigar. Cuando llegué allí, me enteré que la residencia del Dalai Lama estaba en Darhamsala, a solo pocas horas en autobús.  Pensé que sería interesante visitar la arquitectura de su residencia y ver al mismo Dalai Lama. Consideré que sería imposible pues tendría solo 4 horas en Dharansala y probablemente él estaría de viaje, y las medidas de seguridad son fuertes. Pero me dije que, si oraban por mí para que le viera, podría verle.
Así que llamé por teléfono a amigos en ese momento y les pedí que oraran por esto. Se rieron, pero lo oraron.
2)Pocas horas después llegué a Darhamsala y me enteré que el Dalai Lama estaba en sus edificios.
En unas 4 horas yo tenía que salir para tomar el avión hacia Madrid.
Pedí permiso para verle, y me dijeron que el permiso  tarda un día en darlo. Yo no tenía ese tiempo, pero pensé que si habían orado por mi, podría verle de alguna manera.
3) Yo viajaba con dos madrileños que encontré en el autobús de camino a esta residencia. Ellos decían ser budistas, que hacían un recorrido por la India visitando los lugares budistas, y se conformaban con ver la residencia. No creían que fuera posible ver al Dalai Lama, aunque les encantaría poder verle.
Los tres nos acercamos al guardián que daba el acceso a donde estaba el Dalai. Se acercaron esos dos madrileños, y el guardián no les permitió el paso. El guardián me miró e hizo un gesto con la cabeza en que me daba a entender que pasara. Pasé, extrañado, de por qué me dejó pasar. Y caminé, y al momento quedé sorprendido pues yo estaba en la misma habitación donde estaba el Dalai Lama. Él estaba en ese momento dando una charla a budistas.
4) Escuché del mensaje de esa charla. Lo que me quedó en el recuerdo fue que dijo algo como: “ante cualquier problema o dificultad, sonreid”.
Entonces salí y pregunté al guardián, que me dejó pasar antes, que por qué me dejó pasar a mí y no a mis dos amigos. Él al verme, se asustó mucho, creo que pensó entonces que se había equivocado pues me confundió con otra persona. Este guardián me dijo algo que me impresionó, él me dejó pasar pues creía que yo era un monje budista del sur de la India, pues me vio que yo llevaba una camiseta de color como el de los budistas (como morado). Esa camiseta no me di cuenta que lo llevaba puesto, y me la habían regalado justo el día antes de salir de Madrid a la India en un lugar de ropa de segunda mano que alguien me lanzó por el aire a mi mano y me dijo que el Ser Supremo le había dicho que esa camiseta era para mí y yo me burlé y le dije bueno pues como mañana voy a la India me la llevo.
(Hoy, poco antes de escribir esto, mis ojos pasaron por esa camiseta en mi casa, y llevaba meses sin darme cuenta).
5) Volviendo a la historia, al salir el Dalai de su habitación, caminó hacia su coche. En su recorrido hasta el coche me pareció que toda la gente quería tocarle. Parecía que todos sufrían porque no le tocaban. Algunas de esas personas llevaban pañuelos en las manos para con dicho pañuelo tocar al Dalai Lama. Entonces recordé lo que dijo el Dalai, "...sonreid".
Cuando él estaba agachándose a punto de entrar en el coche, su mirada se cruzó con la mía:
Le miré, sonriendo, y quería transmitirle que parecía que nadie allí le hacía caso menos yo referente a sonreir. Sentí que él me iba a entender. Y creo que me entendió pues de repente, él cambió su movimiento, dejó de agacharse, salió del coche, se puso de pié, y caminó hacia mí, extendiendo sus brazos y manos hacia mí.
Fue increíble. Se acercó junto a mi, y entre tantos brazos de tanta gente allí él movió sus manos hacia mis manos y nos tocamos los dedos de la mano de una forma diferente, como si bailaran los dedos. Entrecruzándose nuestros dedos como si hubiera una armonía maravillosa. En ese momento, yo tenía una pequeño libro de libros de la Biblia en mi mano, y con cariño la coloqué sobre su brazo. (Con este gesto quería transmitirle que lo que él decía me parecía bien, y que combina bien con el cristianismo, el Amor y perdón de Jesucristo).
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Conclusión: Podemos aprender de los demás a mejorar. Escudriñando todo y reteniendo lo bueno.
El sonreír ante una situación adversa ayuda a que resulte mejor.
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Oración: Ayúdanos, Supremo, a que, con confianza, podamos sonreír en las distintas pruebas.

3 comentarios:

  1. Muy bueno lo que entendí que dijo el Dalai Lama. También pienso que Jesucristo es lo que necesita este mundo con tantos sufrimientos y males.

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  2. Sí, ojalá que ese dalai lama conozca a Jesucristo y lo ame...

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