miércoles, 21 de septiembre de 2011

56) Una voz en un concurso de dibujo




16 de Julio 2011, Noblejas (Toledo).
1. Una mañana, estando yo en el Ayuntamiento del pueblo, vi en la pared un papel que tenía escrito: “él próximo sábado concurso de pintura rápida”. Pensé que necesitaba el dinero de cualquiera de los premios de ese concurso. Me decidí presentarme a ese concurso la misma mañana del sábado. Pedían una dimensión mínima determinada para el dibujo. Yo necesitaba un soporte para apoyar el papel. Encontré al momento, de casualidad, una carpeta que me regalaron, que tenía justo esas medidas y me servía de soporte y era fácil de llevar.
Al momento de inscribirme, que era minutos antes de empezar a dibujar, la persona que hacía la inscripción me preguntó que a cual parte del concurso me quería presentar: a la del premio mayor o a la del premio pequeño. Yo iba a decir el del premio mayor, pero esa persona me recomendó que me inscribiera al pequeño. Al instante, un mal orgullo en mi, quería despreciar lo que dijo esa persona, pues me pareció que no me valoró. Pero algo con Paz me dijo, que le hiciera caso. Le hice caso, y me presenté al concurso pequeño.
2. Al momento salí caminando por el pueblo para ver qué vista dibujar. Caminaba y caminaba y no me decidía por qué cosa dibujar. El tiempo pasaba, y sentía que no me daba tiempo a dibujar algo adecuado para el concurso. Pero algo con Paz me decía que no me preocupara y que fuera a casa. "¿A casa? pensé. Entonces, si voy a casa, cómo voy a dibujar una vista del pueblo". El caso es que fui a casa. Allí encontré a amigos y les dije que no sabía qué dibujar. Una amiga, Cherrelle, oró para que supiera qué dibujar. Y al momento salí al patio de mi casa, y me di cuenta que desde el patio se veía una interesante vista de la torre de la iglesia del pueblo y una torrecilla de mi casa. Algo con Paz me decía que dibujara lo que veía frente a mi: Así lo hice.
Comencé a dibujar, simplemente con un lápiz. La torre y la torrecilla las dibujé destacando la cruz que tienen en lo alto. Y también dibujé los pájaros que sobrevolaban el pueblo. Estos los dibujé como atravesando desde la cruz de la torre a la cruz de la torrecilla. Me pareció ser un cuadro con Voz que dice algo como: El camino para poder volar libres es guíandose en la cruz.
3. Disfruté dibujando. Yo quería aprovechar todo el tiempo que me quedaba en el concurso para dibujar lo máximo posible para asegurar mas que me dieran un premio. Pero algo con Paz me decía que no me agobiara, que no tenía que usar todo el tiempo del concurso y que podía entregar ya el dibujo al concurso aunque sobrara tiempo. Así lo hice. Cuando entregué el dibujo en el Ayuntamiento y vi los demás dibujos me desanimé, pues los demás dibujos eran muy grandes, bonitos, realizados con muchos bellos colores y, al parecer, dibujado por artistas, y alguno famoso.
Dejé mi dibujo apoyado en el suelo, mientras que los demás dibujos estaban apoyados en sus caballetes. Daba por seguro que no obtendría ningún premio, y me fui a casa.
4. Como una hora despues, tras la comida, los amigos que estaban en mi casa decidieron ir al río de paseo, hasta la noche. Pero algo con Paz me decía que me quedara en casa descansando, así lo hice. Se fueron todos al río excepto Josines, que se quedó conmigo. Como dos horas después, Josines me dijo si salíamos a comprar algún refresco. Le acompañé, y ya que pasábamos cerca del Ayuntamiento, le dije que si él quería, podíamos pasar a ver los dibujos premiados del concurso. Pues el jurado decidía esa tarde.
Cuando llegamos a donde estaban los dibujos, ya habían elegido los premiados. Los habían colgado en las paredes de la sala de exposición. Yo ni siquiera veía donde estaba mi dibujo, hasta que miré al suelo. Me pareció como si les hubiera desagradado tanto el dibujo que lo escondían.
Como si fuera basura tirada al suelo. Me sentí bastante despreciado y humillado.
Todos los cuadros, excepto el mio, estaban expuestos de forma vistosa. Todos esos cuadros me parecieron muy bonitos y coloridos. El mío, sin embargo, era el más pequeño, sin colores, y en un papel que se doblaba, pues estaba apoyado en una carpeta no muy rígida.
Entonces, decidí llevarme mi dibujo a casa antes de que lo tiraran a la basura.
5. Pero, cuando me lo estaba llevando, oí que alguien dijo que ese cuadro tenía premio. No lo creí, pensé que se burlaban de mi, y seguí llevándomelo, pero como insistieron, al final lo pregunté al que me inscribió y me aseguró que era cierto, que no les quedó espacio en las paredes, y que lo iban a colgar después. y me dio un cheque con el premio. Y me dijo que si hubiera llegado cinco minutos mas tarde, hubiera perdido el premio (pues según el concurso, si no se presentaba un ganador no se le daba el premio).
6. Me alegré enormemente. Y Josines se alegró igual de mi alegría, y me dijo que si hubiéramos seguido a los demás al río, no nos hubiéramos enterado del premio.
7. Me dí cuenta después, que gracias a haber obedecido lo que la voz con Paz decía, pude recibir el premio. Esa voz, pienso que es: o de la conciencia, o del incosnciente, pero en todo caso, espero que esté inspirada por el Espíritu del Eterno.

---Conclusión: Cuando nos sentimos despreciados, tal vez ocurre lo contrario: que nos están valorando.
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Petición: Dios Eterno, que cuando nos valoren no lo confundamos con desprecio.

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