lunes, 7 de noviembre de 2011

58) Rescate de gente ahogándose

30 de Octubre del 2011, Campello, Alicante.


1. Tal vez esto pueda ser lo mejor que he hecho en mi vida. Y de las cosas con la que más feliz me he sentido.


Salía yo hoy de la iglesia, especialmente alegre, pues vi una coincidencia, pues estuve en ambas iglesias (evangélica y católica) y en ambas oí que hablaron de algo nuevo: de que no hay que besar la mano del sacerdote (que el mayor respeto es a Dios).


Y minutos después fui con unos amigos (Jhony de Ecuador, Jared de Wisconsin y otros) a hacer surf en fuertes olas de mar, de más de 1 metro, que había hoy en Campello.


2. Yo siempre me sitúo hacia la parte izquierda de la playa llamada: del monumento. Playa donde se reúnen más surfistas. Pero hoy algo distinto pasó, pues un grupo de 6 surfistas, en esa playa, me preguntaron si sabía de un lugar más fácil para surfear pues hoy las corrientes del agua eran especialmente fuertes. De hecho nunca antes vi unas corrientes tan fuertes, que me hacían como imposible desplazarme por el agua. Hasta el punto que cuando yo estaba después en el agua grité, con fuerzas casi enfadado, por la dificultad de desplazarme por dichas corrientes. Grité en parte como para que me oyera el mismo Dios.


Y minutos después, sentí como algo ó una voz que me impulsaba a ir hacia la derecha de la playa, hacia donde estaba Jared surfeando, donde no recuerdo meterme antes, y de donde esos 6 surfistas venían diciendo que ahí era tan difícil. Durante todas las horas de ayer y hoy que Jared estaba surfeando yo no me dirigí hacia él. Pero en esta ocasión algo me impulsaba a ir con mi tabla hacia él.


Me sorprendí que yo sentía bastante fuerza, tal vez por aquel grito, y pude avanzar entre las olas y la corriente. Cuando estaba a mitad de camino entre la orilla y mi amigo Jared descubrí a dos hombres en el agua, pidiendo auxilio. No eran surfistas, eran bañistas, y por tanto no tenían tablas para flotar. Se estaban ahogando. Decían en inglés constantemente y lentamente, ¡help! ¡help!...(eran turistas británicos).


3. Las corrientes no les dejaban regresar a la orilla. Y a causa de las olas no se les veía desde la orilla. Ellos estaban tremendamente fatigados. Uno de ellos, de unos 60 años, con una cara de absoluta desesperación y tristeza me pidió que le ayudara con mi tabla de surf. Me acerqué difícilmente hacia él y él se apoyó en mi tabla. Entonces me fijé que a unos 10 metros, el otro hombre, de unos 40 años, también pedía ayuda, con una expresión que no se cómo describir (tal vez, podría recordarme a la pintura del Guernica del hombre que está muriendo en el fuego). Yo no podía ayudar a los dos a la vez, entonces grité con todas mis fuerzas a Jared para venir a ayudar.


Jared me escuchó, se acercó, ayudó a pasar a este hombre más mayor a su tabla, y se lo llevó hacia la orilla a salvo. Jared pensó que sólo había un hombre, pues no vió a causa de las olas al segundo hombre. Por tanto, Jared después de dejarlo en la orilla se fue a continuar a hacer surfing.


4. Por entonces yo estaba luchando entre las olas para acercarme al hombre más joven. Pues era difícil avanzar por las fuertes corrientes de agua. Cuando estaba junto a él, este se apoyó sobre mi tabla. Pero casi no tenía él fuerzas para sujetarse a la tabla. Con lo cual era más difícil avanzar entre las olas intentando mantener al hombre para que no cayera de la tabla. Recuerdo que olas nos cubrían constantemente. Tengo en el recuerdo: silencio. Sólo sentía el agua moviéndose, solo veía el agua entre las olas, no veía la orilla. Intentaba avanzar dando pedaladas con los pies empujando con mis brazos la tabla con ese hombre. Recuerdo tragar agua, pero curiosamente, no me molestó, ni siquiera me sabía salada, hasta me pareció gozoso, pues yo entendía que no importaba tragar agua, pues lo único importante era salvar a ese hombre.


Las corrientes nos querían alejar de la playa pero seguí insistiendo y minutos después pude ver la orilla. Entonces yo ya estaba más agotado y ya no me sentía con fuerzas a avanzar, pero casualmente, Jhony, estaba en la playa frente a mi. Le vi y le grité para que se acercara a ayudar. Al instante, él entró en el mar y ayudó a rescatar a este hombre. Ambos hombres, en su gran cansancio, y ya a salvos en la arena, quedaron sentados en la arena unos minutos con las cabezas hacia el suelo. Entonces ya elevaron sus rostros y nos hicieron un débil y sencillo gesto de agradecimiento. Sólo les dije: ¡God Bless you!. (Dios os Bendiga). Mientras una mujer les atendía. Y nos fuimos.


5. Al día siguiente sentí una alegría muy bella, que creo no recordar haber tenido antes, gracias a la oportunidad que Dios me dio de poder ayudar a otros.


----Conclusión: En nuestra desesperación y soledad, hay alguien allá Arriba que nos rescata en su momento, a veces, por medio de otros. Y cuando nos dirigimos hacia un destino por Fe, es en el camino donde también hay oportunidad de disfrutar de ayudar a salvar a otros.


----


Petición: Que podamos ser de ayuda a los demás en Paz y Alegría.

1 comentario: