jueves, 17 de junio de 2010

43) Pasar la frontera con Jamón.

Agosto 2002 (aproximadamente), Estados Unidos.

Me pidió mi amigo David de Indiana que cuando fuera a Estados Unidos y le visitara le llevara jamón de España.
Ya estaba yo en el avión como a una hora de aterrizar en Estados Unidos y llevaba un sobre de jamón que compré en España para regalarle. La azafata me dio un papel de un formulario para rellenar para poder pasar la frontera. En una de las casillas preguntaban si llevaba yo carne de cerdo (como jamón).
Pensé que si respondía que sí, seguramente no me iban a dejar pasar la frontera con el jamón, que dicho de paso era muy rico. Pero tampoco quería responder una mentira. Entonces oré que pudiera pasar el jamón sin ningún problema. Y marqué en la casilla que sí, que llevaba esa carne.
Después de bajar del avión, y de atravesar parte del aeropuerto. Ahí estaba yo esperando una fila de gente donde se veía que un policía iba recogiendo uno a uno dicho formulario. Vi que había en las paredes grandes carteles que indicaban que las autoridades no dejarían pasar comida de otros países. Me fijé cómo ese policía miraba uno a uno y con detenimiento cada formulario. Después de unos minutos, ya sólo había una persona delante de mí en esa fila. El policía tomó el formulario de esa persona lo miró y le dejó pasar, y al momento siguiente, yo extendí al policía mi mano para entregar mi formulario (en el cual indicaba que yo llevaba jamón)…
En el mismo instante que yo extendía mi mano hacia el policía, él acercaba su mano para tomar mi formulario y al mismo tiempo, algo curioso pasó pues él levantaba su cabeza y miraba como hacia el techo sin mirar el formulario. (No sé qué miraba arriba). Acto seguido el guardó el formulario entre los demás, sin mirarlo, me miró y me hizo gesto para que yo siguiera mi camino. Esto no lo hizo con lo demás de la fila que al menos yo me diera cuenta.
¿Por qué justo al darle yo el papel, él no lo miró, y me dejó pasar sin mirarlo, y esto al parecer sólo lo hizo conmigo? ¿Tal vez al haberlo orado, Dios hizo aparecer algo sobre la cabeza del policía, que hizo que este no se fijara en el papel? No lo sé. Lo que sé es que todo sirvió para alegrarme y poder dar el regalo a mi amigo, quien disfrutó el jamón mucho y en especial al conocer esta historia.
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Conclusión: Cuando oramos por ayuda, aún por detalles pequeños, el Ser Supremo, nos escucha con interés y responde a veces de forma sencilla y a la vez asombrosa. Se podría deducir también que no es pecado comer carne, si no más bien, una bendición que agradecer a Dios.
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Oración: Que los regalos que nos ofrecen u ofrecemos puedan llegar al destino que deseas cuando quieras.

2 comentarios:

  1. Bien hecho, Carlos, con el cinturón de la verdad ceñido a la cintura...
    .
    ¡Qué bien que no mintieses...!
    .

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  2. Era un profesor de la escuela de mi hermana, un poco estricto... Y recogía unas hojas como de pasar lista. Si tienes dos faltas no te dan puntos de ayuda. Y una chica le pidió a mi hermana que le colase su hoja porque ella no iba a asistir a clase. La amiga de mi hermana le dijo ¡venga mételo! y lo pusieron. El profesor contaba las hojas (de tal manera que le hubiese pillado y les hubiese caído un marrón). Mi hermana al ver el panorama se puso a rezar y el profesor contó las hojas que entregaron delante suyo, las de la fila de mi hermana se puso a explicar en voz alta y se despistó y no contó las hojas de la fila de asientos de mi hermana, pero la de la fila siguiente sí que la contó...
    Mi hermana dice que ese profesor tiene bastantes malas pulgas y que si le hubiesen pillado le hubiese montado un pollo... Vamos que Jesús le sacó las castañas del fuego...

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