jueves, 25 de marzo de 2010

30) En búsqueda de guapas cordobesas.

20 de Marzo del 2010, Córdoba.
Viajamos Luis, Yannik y yo a Córdoba para, además de visitar su bella cultura arquitectónica, descubrir si las mujeres allí son de verdad las más guapas de España como muchos dicen. Y pudiera ser que tal vez encontrar allí alguna esposa cristiana.
Pues nos ocurrieron varias cosas que nunca antes vi en relación a buscar esposas:
1) Vimos por las calles a 3 hombres vestidos como de las películas del Oeste americano, y uno llevaba un rifle, y gritaban “¿Dónde están esas guapas cordobesas, las vamos a cazar?”. Me sentía como identificado con esos 3. Parecía como que nuestra intención fuera caricaturizada en ellos. Parecía que íbamos de caza aunque no lleváramos el rifle.
2) Había por la calle un grupo de unas 15 amigas, que entiendo eran cordobesas, y al pasar yo por en medio de ellas dije a mis amigos, pero con la intención de que también lo oyeran ellas: “aquí me quiero quedar”, y me paré un rato allí entre ellas. Al momento ellas comenzaron de forma muy simpática a hablarme varias a la vez, casi como rodeándome. Mi improvisación a responderlas me dejó sorprendido. Me sentí alhagado por la respuesta afectuosa de ellas al hecho de pararme entre ellas. Fue un momento muy especial en mi viaje, aunque fue cosa de sólo un momento.
3) En una estrecha calle de pronto Luis se encontró con una amiga suya de Venezuela, de su iglesia de allí. No veía a ella desde hacía más de 8 años. Y al día siguiente, en la iglesia en Córdoba, vi a una chica que llevaba el mismo color de jersey que aquella amiga de Luis, y dije que se parecían ambas a causa de ese jersey, y resultó que esta chica también era de Venezuela.
4) No sabíamos la dirección ni la hora de reunión de la iglesia de Córdoba que nos había recomendado la pastora de nuestra iglesia de Madrid. Aunque estábamos a unos 70 km de Córdoba nos dirigíamos allá en el coche con fe de encontrar la iglesia. Poco antes de llegar a Córdoba, Luis recordó el nombre de la iglesia, y llamando a información pudimos llegar a la iglesia pocos minutos antes de empezar la reunión. El localizar la calle resultó algo complejo hasta que Luis dijo que veríamos en la calle gente que, por el aspecto, sabríamos que serían de la iglesia y nos conducirían hacia ella. Así fue, señaló a una pareja que efectivamente iban para allá. Preguntamos a esta pareja la dirección pero nos respondió una señora que, “casualmente” caminaba junto a esta pareja. Esta señora nos aclaró totalmente cómo llegar a la iglesia. Algo que me sorprendió era que esta señora se parecía, casualmente, a la pastora de nuestra iglesia en Madrid. O sea, coincide que la persona última que nos guió al lugar se parecía a la persona primera, quien nos recomendó el lugar.
5) En la iglesia ocurrió algo que nunca antes vi en una iglesia. Todas las mujeres subieron al altar, todas sin dejar una. Eran como unas 30. Y comenzaron a cantar a los maridos.
6) En el viaje, sin decir nuestro propósito, nos decían insistentemente que no buscáramos mujeres para casarnos. Incluso esta idea la veíamos escrito en las tiendas turísticas.
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Conclusión: No debemos ir como de cacería para encontrar la esposa. Hemos de dejarles su libertad. Ni siquiera somos dueños de nuestros propios cuerpos.
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Oración: Señor, que sólo Tú seas nuestro dueño, y nos hagas sentirnos feliz.

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